Dos supervivientes de un atentado que mató a 22 personas al final de un concierto de Ariana Grande hace siete años recibieron el viernes 45.000 libras (unos 58.212 dólares) en concepto de daños y perjuicios tras demandar con éxito a un teórico de la conspiración que alegó que el ataque fue una farsa.
Martin Hibbert quedó paralizado de cintura para abajo junto con su hija, Eve (que entonces tenía 14 años), que sufrió una desafortunada lesión cerebral en el atentado del Manchester Arena, en el norte de Inglaterra, en 2017.
Ambos habían demandado por acoso a Richard Hall, un supuesto periodista que hizo acusaciones (sin pruebas) de que el ataque fue instigado por agencias del gobierno británico.
Su caso guardaba algunas similitudes con las demandas por difamación interpuestas contra Alex Jones, un teórico de la conspiración estadounidense, por familiares de las víctimas del tiroteo en la escuela Sandy Hook en 2012.
La jueza Karen Steyn había dictaminado el mes pasado que la conducta de Hall al publicar un libro y vídeos sobre el atentado en el Manchester Arena y filmar a Eve Hibbert y a su madre fuera de su casa en 2019 equivalía a acoso.
Posteriormente, la jueza otorgó a Martin y Eve Hibbert un total de 45.000 libras después de una audiencia adicional el viernes.