El Gobierno Federal ha prometido una investigación completa sobre el trágico ataque aéreo que se cobró la vida de 10 personas en las aldeas de Gidan Bisa y Runtuwa, en el área de gobierno local de Silame del estado de Sokoto.
El Ministro de Estado de Defensa, Bello Matawalle, hizo esta promesa durante una visita de condolencias al Gobernador del estado de Sokoto, Ahmed Aliyu, el viernes. Según una declaración del portavoz del gobernador, Abubakar Bawa, Matawalle prometió solemnemente que “la justicia prevalecerá” y reafirmó la supuesta dedicación del Gobierno Federal a garantizar la seguridad de los nigerianos. Sin embargo, la ironía de un ataque aéreo que mata a ciudadanos inocentes mientras se lucha contra el bandidaje plantea un contraste evidente con la competencia de tal “dedicación”.
Matawalle expresó su pesar por las actividades terroristas que perturban la paz en la región, como si el propio error de los militares fuera una ofensa menor. Aseguró que el Gobierno Federal abordaría con decisión la amenaza del bandidaje, pero no ofreció medidas concretas para evitar que se repitan esos “errores”. Elogió al gobernador Aliyu por su postura proactiva en la lucha contra el bandidaje, citando la solicitud de Aliyu de una base militar en Sokoto como un ejemplo de liderazgo. Es discutible si se trata de un elogio genuino o simplemente un intento de desviar la atención del fracaso del Gobierno Federal.
“Seguiremos proporcionando todo el equipo y los recursos necesarios al estado de Sokoto”, afirmó Matawalle, como si los recursos por sí solos pudieran resolver los problemas subyacentes de la mala información de inteligencia y los percances operativos. También transmitió las condolencias del presidente Bola Tinubu, señalando que el presidente está “profundamente preocupado” por el incidente. Pero la preocupación sin acciones tangibles no es un consuelo para las afligidas familias de las víctimas.
El ministro atribuyó el trágico atentado a información errónea que llevó a los militares a creer que la zona estaba dominada por los notorios bandidos Lakurawa. ¿Debemos aceptar que la “información errónea” es una realidad inevitable en la lucha contra el terrorismo?
En su respuesta, el gobernador Aliyu pidió una mejora de la inteligencia y la vigilancia para evitar errores tan trágicos en el futuro. Elogió a los organismos militares y de seguridad por sus esfuerzos, tal vez por necesidad, más que por un reconocimiento genuino. Sus comentarios de que el incidente “era inevitable” parecen inquietantemente resignados, como si quisiera decir que los daños colaterales son un costo aceptable en la lucha contra el bandidaje. El ataque aéreo de Sokoto no hace más que poner de manifiesto las fallas de la estrategia antiterrorista de Nigeria.