China ha criticado a Estados Unidos por su último paquete de ayuda militar a Taiwán, calificándolo de flagrante violación del “principio de una sola China” y de los acuerdos existentes entre ambos países. El paquete de ayuda de 571 millones de dólares, anunciado el domingo, ha aumentado una vez más las tensiones entre las dos potencias mundiales.
Según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Taiwán sigue siendo una “línea roja que no debe cruzarse”. El portavoz enfatizó que Pekín tomará “todas las medidas necesarias” para defender su soberanía e integridad territorial. Este es otro ardiente recordatorio de la postura de China sobre Taiwán, al que considera una parte inseparable de su territorio.
Aunque Taiwán funciona como una entidad gobernada democráticamente y sigue rechazando la reivindicación de Beijing, la furia de China parece crecer con cada movimiento de Estados Unidos para fortalecer los lazos con Taipei. Es una reacción predecible pero cada vez más agresiva, que profundiza aún más la ya tensa relación entre Washington y Beijing.
Para Estados Unidos, esta ayuda militar es parte de su política de larga data de apoyar a Taiwán para que mantenga sus capacidades de autodefensa. Pero para China, cada paquete de este tipo es visto como una provocación, que socava sus reivindicaciones sobre la isla y pone a prueba su paciencia. El “principio de una sola China” puede sonar a tontería diplomática, pero para Beijing es una base innegociable de su política exterior.
Al apoyar a Taiwán, Estados Unidos muestra su compromiso de contrarrestar la creciente influencia de China en la región. Y a cada señal de este tipo, China responde con comentarios más contundentes, amenazas veladas y advertencias de consecuencias.
En este punto, es justo preguntar: ¿hacia dónde se dirige esto? Estados Unidos sigue caminando sobre una delgada línea, apoyando a Taiwán mientras afirma que no busca un conflicto con China. Pero, ¿cuánto tiempo puede mantenerse esa línea antes de romperse? Con Pekín negándose a ceder y Washington redoblando sus esfuerzos, parece que es solo cuestión de tiempo antes de que este peligroso juego se convierta en algo mucho más grande y mucho más devastador. No queremos otra guerra que la que ya tenemos, a nadie le interesa otra guerra.