En un informe reciente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha expresado su preocupación por la deuda pública no declarada de 1 billón de dólares a nivel mundial, advirtiendo que plantea serias amenazas a los países de bajos ingresos que sufren graves tensiones fiscales.
En una publicación en su cuenta oficial X, el FMI explicó cómo los pasivos gubernamentales ocultos tienden a comprometer la rendición de cuentas, aumentan los riesgos de corrupción y agravan la inestabilidad financiera.
Según el FMI, “la deuda oculta es cualquier préstamo que un gobierno contrae y no da a conocer ni a los ciudadanos ni a los acreedores”. Sin embargo, estas obligaciones no registradas pueden alcanzar niveles alarmantemente altos.
El FMI señaló que, aunque la deuda pública mundial supera los 91 billones de dólares, los pasivos externos afectan desproporcionadamente a los países económicamente subdesarrollados, donde las necesidades de desembolso han aumentado recientemente, acompañadas de onerosas tasas de interés a las que se contraen esas deudas. “Las necesidades anuales de refinanciación de los países de bajos ingresos se han triplicado en los últimos años, lo que se suma a las presiones fiscales en un entorno económico de crecimiento lento”, agregó.
El Fondo advirtió que los mayores riesgos de corrupción y deterioro de la gobernanza económica emanan de la escasa transparencia de la deuda. En su publicación actual, The Legal Foundations of Public Debt Transparency, que expuso las debilidades del marco legal de 60 países mediante definiciones inadecuadas de la deuda, requisitos de divulgación deficientes y desventajas para los mecanismos de supervisión.
En relación con la necesidad de reformas legales integrales en materia de transparencia de la deuda, el FMI citó algunos ejemplos de mejores prácticas, entre ellos Ecuador, Ghana y Ruanda. En 2020, por ejemplo, Ecuador amplió su definición de deuda pública para incluir instrumentos de corto plazo, como las letras del Tesoro.